LA FILOSOFÍA Y SUS MITOTES

Bienvenidos a este espacio, en donde se espera el diálogo y la reflexión. Le hemos puesto "La filosofía y sus mitotes" en primer lugar porque aquí se publicarán ensayos y articulos de indole filosófico. Y en segundo lugar, porque pensamos que la filosofía debe ser festiva, de allí la palabra "mitote", que viene del náhuatl mitotiqui y del itotia, que significa fiesta .
Nosotros queremos darle un sentido festivo a la filosofía, que cada diálogo, que cada aportación de ustedes sea una fiesta. Gracias.

lunes, 21 de enero de 2008

LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN EN LOS HECHOS
Uriel Guerrero López



INTRODUCCIÓN

La reflexión sobre los medios de comunicación es una tarea fecunda, interesante y hasta apasionante. Son tantos los temas, o problemas, que convergen cuando se trata de abordar cualquier cosa sobre los medios de comunicación, que hay que tener el debido cuidado para no sobrepasar el tema que se ha querido abordar. En este ensayo mi intención es el de abordar el poder y los medios de comunicación. Enfocándome a hechos recientes y de trascendencia en nuestros días. Que es el caso de la guerra de Iraq. ¿Podemos aún seguir pensando que la cobertura de los medios de comunicación respecto a hechos bélicos es neutra? Si escuchamos a Chomsky[1] el nos dirá que no es así. Ese ideal periodístico de neutralidad y objetividad ante los hechos se pierde en pos de los intereses políticos, en salvaguardar los intereses de algún gobierno. Chomsky es un buen ejemplo si queremos abordar el problema del poder que ejercen los medios de comunicación ante las masas. Y cómo ese poder es aprovechado por algún gobierno para emparejar la opinión pública y convencer a la mayoría de que alguna acción bélica es buena o justificable.

El problema a tratar en este ensayo puede formularse del siguiente modo: ¿Es la cobertura de los medios de comunicación, respecto a hechos bélicos, neutra?

Como neutralidad entenderémos aquella ausencia de intereses políticos inmiscuida en las notas periodísticas. De tal modo que se modifiquen los hechos que están sucediendo para conducir a la opinión pública a una postura en todo caso deseable.

El trabajo se dividirá en los siguientes apartados:

I. EL IMPACTO SOCIAL DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN, aquí se abordará la nueva concepción de la realidad, que es la virtual, la cual se ha dado a partir de los medios electrónicos de comunicación y que puede ser entendida como un nuevo entorno social.
II. LA TVGUERRA, en este apartado se planteará la forma en la cual, en nuestros días, se ha venido haciendo la cobertura noticiosa de la guerra en la televisión, guiándome con el ensayo de Naief Yehya[2] que es bastante revelados al respecto.
III. CONCLUSIÓN



I. EL IMPACTO SOCIAL DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN

Es opinión corriente y muy generalizada, pensar que, los medios de comunicación, en especial la televisión, son manipuladores de la mente de las personas. Como expresa Cortés Rocha[3]

No deja de ser interesante la persistencia de opiniones sobre la televisión que la consideran como poderoso hipnotizador colectivo […] Junto a la TV, aparece con frecuencia la radio, como demonio gemelo […] Y desde la irrupción de la computadora e Internet, la maligna trinidad enajenadora gana en su capacidad de atiborrar y saturar la mente de los seres humanos, en particular de niños, adolescentes y jóvenes, de banalidades y consignas.


Forma de pensar que concuerda con tesis apocalípticas, en donde se sataniza en gran medida a los medios de comunicación. Téngase en cuenta que, lo que preocupa no es el hecho de que estos existan, sino la reacción que provocan en la sociedad. En especial en aquellos sectores más vulnerables como los “niños, adolescentes y jóvenes”.

Entonces, el problema que aqueja tanto a intelectuales como a quienes no lo son, con respecto a los medios de comunicación es el impacto social y los cambios que en la sociedad pueda llegar a darse o de hecho estén dándose.

Y es en este estudio del impacto social de los medios de comunicación en donde las tesis divergen.

Hay autores que mantienen tesis tecnologicistas, metalistas, espiritualistas, místicas, economistas, neoliberales, neocomunistas, neoanarquistas, antiimperialistas, militaristas, apocalípticas y nihilistas, entre otras muchas que se podrían mencionar.[4]

Algo en común puede encontrarse en cada una de las diferentes posturas que han ido emergiendo en la discusión sobre los medios de comunicación y es la noción de cambio social.

Y este cambio social trae consigo, ya sea una nueva forma de concebir la sociedad o inaugura un nuevo espacio social.

Es decir, hay quienes sostienen que vivimos en nuevo modo de sociedad, gracias a los medios de comunicación, independientemente de que tengamos acceso o no a tales medios.[5] Y otros quienes abogan porque se está dando lugar a un nuevo “entorno” social, como en el caso de Javier Echeverría[6] quien nos dice

Parto de la tesis de que las nuevas tecnologías de la información y las telecomunicaciones (NTIT) están posibilitando la emergencia de un nuevo espacio social que difiere profundamente de los entornos naturales y urbanos en los que tradicionalmente han vivido y actuado los seres humanos.

Ese nuevo espacio, Echeverría le llama “tercer entorno”, y queda descrito por él del siguiente modo:

Frente a los escenarios naturales o urbanos, en los que los seres humanos están presentes y próximos los unos a los otros, lo cual les permite hablar, verse y comunicarse entre sí, los escenarios del tercer entorno se basan en la tele-voz, el tele-sonido, la tele-visión, el tele-dinero y las tele-comunicaciones, siendo posible imaginar en un futuro más lejano incluso un tele-acto, un tele-olfato y un tele-gusto.[7]
Este tercer entorno se despliega en su mayor potencial en la Red y para poder un ejemplo de ello y de una de las posibilidades que Echeverría veía como lejana de realizarse, que es el “tele-acto” diré que con la aparición de Second Life, ese mundo virtual en donde los usuarios crean sus personajes, este entorno ha dejado de considerarse un simple juego y se ha configurado como nuevo “espacio” para hacer negocios.

Empresas como Adidas, Dell, Disney, IBM o Mazda han publicado anuncios o instalado sucursales virtuales para sus productos, la película 300 eligió este soporte para realizar su conferencia de prensa de lanzamiento (los periodistas “acudieron” y realizaron preguntas utilizando sus avatares) y universidades como Harvard, Standford, Rice y NYU han abierto salones de clase en los que se toman cursos a distancia.[8]

Negocios, conferencias de prensa y aulas de estudio es lo que espera proliferar IBM, la empresa dueña de Second life, para el 2008; dando como resultado, siguiendo lo dicho por Javier Echeverría, una muestra de “tele-actos” en el “tercer entrono”, manifestando la rapidez con la que se ha desarrollado dicho espacio, el cual no sólo se muestra como un “mundo” en donde converge un gran flujo de información, sino también como una realidad social, pero con la peculiaridad de que todo lo que allí sucede se resume con el prefijo tele.

La existencia de Second life nos permite reflexionar sobre dos dimensiones importantes, la primera es la presencia de una realidad virtual y la segunda la del poder implicado en ella, en esta caso el económico.

Pero qué pensaría el lector si ambas dimensiones, la realidad virtual y la presencia del poder (económico y político), no solo confluyeran en Second Life sino en hechos que son más delicados y relevantes, para la sociedad, como la guerra.

No podría sorprender a cualquiera que el poder político y el económico estuvieran presentes en los conflictos bélicos del siglo XXI, lo que resulta importante resaltar es la presencia del plano de lo virtual en esta nueva forma de presentar y presenciar la guerra por los medios de comunicación. Virtualidad que no sólo se conforma con presentarnos imágenes a distancia, sino que busca acercarnos a un hecho del modo más grotesco y morboso posible, al modo de una película pornográfica. Así la guerra se ha convertido en un espectáculo. Desde esta perspectiva podemos cuestionar la neutralidad del os medios de comunicación, respecto a su cobertura en los hechos bélicos.

II. LA TVGUERRA[9]

Es importante y reveladora la crítica y denuncia que hace Chomsky[10] a los medios de comunicación. Su reflexión gira en torno a la manipulación de la sociedad a partir de los medios de comunicación. Comienza por hacernos un recuento histórico de cómo ha tomado partido el poder político y el económico sobre la influencia que ejerce los medios de comunicación sobre las masas. Como primer caso, nos presenta el gobierno de Woodrow Wilson y su intención de intervenir en la Primera Guerra Mundial. Sin embargo, se encontraba ante una población pacifica.

Había por tanto que hacer algo para inducir en la sociedad la idea de la obligación de participar en la guerra. Y se creó una comisión de propaganda gubernamental […] en seis meses, logró convertir una población pacifica en otra histérica y belicista que quería ir a la guerra.[11]


Estrategias como esa no tardaron en seguir reproduciéndose, no sólo en ámbitos de guerra, sino en conflictos sociales, como en movimientos obreros.

Es cuestión simplemente de blandir una porra sobre las cabezas de los individuos y, si se apartan del camino trazado, golpearles sin piedad. Pero si la sociedad ha acabado siendo más libre y democrática, se pierde aquella capacidad, por lo que hay que dirigir la atención a las técnicas de propaganda. La lógica es clara y sencilla la propaganda es a la democracia lo que la cachiporra al estado totalitario.[12]

Esa lógica, que Chomsky nos describe, hasta nuestros días continúa usándose. Pero se ha ido refinando y vuelto más sutil o simplemente ha dejado de preocuparse por presentar una propaganda convincente, como en los múltiples casos históricos que Chomsky desarrolla, sino que ahora lo que busca es ser atractiva, ser un espectáculo y eso, por absurdo o denigrante que a veces resulte, a la gente le fascina.

Como si se tratara de un encuentro deportivo, a cada lucha, conflicto e incidente, cada televisora le crea un título de apertura a menudo animado, un logotipo y siempre un tema musical.[13]

El conflicto bélico se volvió un espectáculo, que como tal reporta jugosas ganancias a las televisoras y a sus anunciantes. Pero no por ser espectáculo deja de someter con la lógica del “porrazo” en la cabeza.

Chomsky termina su ensayo con lo ocurrido en la guerra del Golfo. Yehya parte de tal momento para desarrollar su trabajo y analizar la invasión de Iraq por parte de EE.UU., la llamada “operación Tormenta del desierto”, desde la despectiva de la cobertura de los medios de comunicación.

A lo cual Yehya nos dice

Podemos afirmar que harta la guerra del Golfo, la prensa gozaba de cierto respeto y era considerada un observador neutral. Hoy en día […] los periodistas occidentales son a menudo sospechosos de pertenecer a la CIA o al imperialismo, es decir que son sujetos que, bien deben ser utilizados, bien silenciados.[14]

Por ello, en la segunda guerra del Golfo se buscó erradicar aquella desconfianza que se habían generado los medios.

El método para lograrlo fue el de involucrar a los medios en la misma guerra. El “incrustar” reporteros en “las tropas del ejercito, la marina y la fuerza aérea, viajando en los convoyes militares, así como en embarcaciones y otras divisiones.”[15]

Los periodistas para ser insertados en las tropas de guerra, tenían que preparase físicamente. “Así, durante semanas el enfoque de la inminente guerra cambió y la prensa se volvió la noticia.”[16]

Esta campaña propagandística dio como resultado una gran credibilidad hacia los medios.

Aunque, no por el simple de insertar a los medios en las tropas, se iba a ganar neutralidad, al contrario, se aseguró el Pentágono de crear varios dispositivos de seguridad para evitar que reporteros “molestos” dieran alguna declaración en contra de las versiones que este daba y ofreciera a la opinión pública un rostro malo o poco conveniente de lo que pasaba en la guerra.

Obviamente la intención de esta campaña fue establecer vínculos entre soldados y periodistas, crear una relación de supervivencia que evaporaría cualquier noción de neutralidad.[17]

El dispositivo de control por parte del gobierno, tremendamente sutil y efectivo, tanto para el propio público, quien al presenciar la guerra también presenciaba actos de unión y solidaridad entre periodistas y soldados como un reality Show, y para los mismos medios, que al involucrarse y acercarse a la guerra tuvieron que ser más cuidadosos en lo que decían. Entonces se creó un filtro de autocensura tanto para la opinión pública como para los medios.

Un segundo factor que tomó como medida de control el gobierno estadounidense fue el siguiente

Los medios han tratado de convertirlo [al conflicto bélico] en entretenimiento épico despojado de sus aspectos brutales, sanguinarios y moralmente cuestionables […] Cualquier neutralidad de las cadenas estaba en conflicto con las deslumbrantes imágenes de guerra, tan atractivas como las de un juego de video.[18]


Se llevó a cabo, como ya anteriormente se había hecho, un proceso de depuración. Evitándose transmitir al televidente escenas de soldados o civiles mutilados o muertos. Para evitar que el espectador se sintiera culpable al disfrutar las escenas de guerra y destrucción.

Un tercer factor que intervino en la guerra fue la realidad virtual, y con ella toda emancipación moral, la cual no sólo fue llevada la televidente, sino que los propios soldados participaron de ella. Pues ahora el acto destructivo es a partir de monitores de computadora, como en un videojuego, y se destruía un edificio, se mataba al soldado enemigo con tan sólo apretar un botón.

Son ahora estas guerras virtuales las que demuestran la superioridad tecnológica de E.U., acto propagandístico ya de antaño muy acostumbrado por esta nación.

Retomando el asunto de la prensa mezclada entre los militares, será revelador rescatar la declaración del reportero Jules Crittenden que Yehya[19] pone en su ensayo.

“No usé un rifle que estaba a mi disposición, aunque de haber habido necesidad lo hubiera usado […] Algunos en nuestra profesión pueden pensar que como reportero, y no combatiente, yo estaba ahí sólo para observar. Ahora que participé en la muerte de tres seres humanos en la guerra […] habrá quienes cuestionen mi ética, mi objetividad […] Que se jodan. No estaba ahí.”

Claro testimonio de la ausente neutralidad que tuvieron los medios en esta guerra.

El encubrimiento, la manipulación de hechos, la reconstrucción de la “realidad” fueron recursos utilizados en la cobertura de los medios de comunicación en este conflicto bélico del naciente nuevo siglo. Restándole así neutralidad a la cobertura de los medios.

III. COCLUSIÓN

La planeación de cómo sería la cobertura de los medios en la guerra de Iraq en el 2003, dio como resultado la clara evaporación de la neutralidad y aunque cualquiera podía darse cuenta de ello, nadie podía cuestionarlo pues en las circunstancias en las que se encontraban los reporteros, por ejemplo Crittenden, justificaba (o pretendía hacerse una justificación que apelaba a los sentimientos y no a la razón) claramente cualquier medida que excediera la mera labor informativa. Pero, para satisfacer esa ausencia de información, y también complacer al público, se brindaron varias imágenes con la más alta fidelidad del conflicto, siempre y cuando se evitara poner algún soldado o civil muerto o herido. De esa manera también se llenaría el requisito de presentar a la guerra como un espectáculo (familiar incluso) y asegurar el mayor rating y sacar valiosas ganancias.

Hemos dado cuenta de dos problemas importantes en la cobertura de la guerra de Iraq. Uno es la realidad virtual, con sus implicaciones como falsa emancipación moral, el presentar la guerra como un espectáculo y darle un aspecto positivo, y el segundo es la ausencia de neutralidad, del cual se deriva el problema de la participación y manipulación de la realidad por parte de los medios.

A pesar de todo, no hay que satanizar a los medios, este tipo de casos deben hacernos prestar más atención sobre qué nos están ofreciendo y cuán confiables son. Es por ello necesaria la participación de individuos que sepan discriminar la información. Como el filósofo, quien debe involucrarse más activamente en asuntos de esta índole. De lo contrario podría continuar desatándose la represión de la sociedad vía medios de comunicación y el filósofo, al no tener responsabilidad social, seguirá lanzando monólogos y no saldrá de su encierro.





BIBLIOGRAFÍA

Chomsky, Noam, El control de los medios de comunicación, Biblioteca virtual de la C.G.T., versión electrónica.
Cortés Rocha, Carmen, Ley de Medios: Sometimiento a los consorcios electrónicos, En “metate”, periódico de la Facultad de Filosofía y Letras, UNAM, Año 1, No. 8, Mayo de 2006
Echeverría, Javier, El neofeudalismo electrónico y su humanización, en la Palabra y el Hombre, revista de la Universidad Veracruzana, No. 126
García Niño, Javier, Guía para forasteros en tiempos de Blade Runner, en La palabra y el Hombre, revista de la Universidad Veracruzana, No. 126

Gonzáles y Gonzáles, Luis, Negocio en 3D, en “Life & Style”, enero 2008, No. 41
Yehya, Naief, TVGuerra la administración de la información y el control de la realidad. En “La palabra y el hombre”, Revista de la Universidad Veracruzana, No. 126, Xalapa, Ver., México







[1] Noam Chomsky, El control de los medios de comunicación, Biblioteca virtual de la C.G.T.
[2] Naief Yehya, TVGuerra la administración de la información y el control de la realidad. En “La palabra y el hombre”, Revista de la Universidad Veracruzana, No. 126, Xalapa, Ver., México
[3] Carmen Cortés Rocha, Ley de Medios: Sometimiento a los consorcios electrónicos, En “metate”, periódico de la Facultad de Filosofía y Letras, UNAM, Año 1, No. 8, Mayo de 2006, P.3
[4] Javier Echeverría, El neofeudalismo electrónico y su humanización, en la Palabra y el Hombre, revista de la Universidad Veracruzana, No. 126, P. 46
[5] Véase el ensayo de Arturo E. García Niño, Guía para forasteros en tiempos de Blade Runner, en La palabra y el Hombre, revista de la Universidad Veracruzana, No. 126
[6] Javier Echeverría, op.cit., P. 43
[7] Idem.
[8] Luís Gonzáles y Gonzáles, Negocio en 3D, en “Life & Style”, enero 2008, No. 41, P. 52
[9] Subtitulo inspirado en el título del ensayo de Naief Yehya, del cual me valdré a lo largo de este apartado.

[10] Noam Chomsky,op.cit.
[11] Noam Chomsky,op.cit. P. 1,2
[12] Noam Chomsky,op.cit. P.5
[13] Naief Yehya, op.cit. P. 64
[14] Naief Yehya, op.cit. P. 65
[15] Naief Yehya, op.cit. P. 66
[16] Idem
[17] Naief Yehya, op.cit. P. 67
[18] Naief Yehya, op.cit. P. 70
[19] Naief Yehya, op.cit. P. 68